El órgano sexual más potente es nuestro cerebro, la mente es la encargada de las fantasías y deseos. Mantener nuestra mente en “clave erótica” nos permitirá enriquecer nuestra vida sexual a solas y en pareja.
Suelen confundirse las fantasías con los deseos. Las fantasías son pensamientos placenteros que pueden excitarnos. Los deseos también son pensamientos placenteros, pero a diferencia de las fantasías sí queremos realizarlos.
Las fantasías la mayoría de las veces no deseamos llevarlas a cabo e incluso se alejan mucho de lo que nos gustaría en nuestra vida real. Por eso mismo son solo fantasías. No tienen límites en la imaginación y nos permiten salirnos de lo prohibido y los tabúes de la práctica erótica. Fantasear es un gran afrodisiaco que podemos emplear en nuestra vida erótica para excitarnos a solas o en una relación real con otra persona. Además, es una gran herramienta para emplear cuando tenemos un bajo deseo sexual, ya que aumenta nuestra libido y por tanto nuestra excitación.
Hay muchas formas de fantasear y fomentar las fantasías:
– Imaginarnos teniendo sexo con alguien: puede ser una persona conocida o no, un amigo, un compañero de trabajo, alguien que acabamos de conocer. Imaginar que haces un trío o que tienes relaciones con alguien de tu mismo sexo (esto no significa que seas homosexual).
– Fantasear con juego de roles: policía, profesora, prostituta, relaciones de dominancia y sumisión, médico, enfermera, etc.
– Recordar una experiencia sexual que ya hayamos vivido y nos haya excitado mucho.
– Fantasías sexuales con todo tipo de prácticas como sexo anal, sexo oral, bondage, etc.
– Fantasear con nuestra pareja teniendo sexo de muy diversas formas y en cualquier sitio que imaginemos.
– Imaginarnos teniendo sexo con gente famosa.
– Recordar algún relato erótico, escena sexual, vídeo porno.
– Etc.
Leer relatos eróticos, ver películas o cualquier otro tipo de material erótico, escribir un diario sobre los pensamientos eróticos que tenemos durante el día, fantasear con lo que nos gusta y excita, etc. ayuda a mantener nuestra mente en “clave erótica”.
Algunas personas tienen la falsa creencia de que si fantaseas es porque estás insatisfecho, no te gusta tu pareja o que estas fantasías no son correctas porque estás “traicionando” a tu pareja, lo que les crea sentimientos de culpa. Fantasear no es malo ni debería producirnos prejuicios o sentimientos de culpa y vergüenza.
Hay quien las emplea para masturbarse y quien también mientras mantiene relaciones sexuales. Fantasear mientras nos acarician, nos besan o mantenemos relaciones sexuales con penetración puede ser un plus de placer, excitación y satisfacción. Potencia y enriquece nuestra vida sexual y nada tiene que ver con “traicionar” a nuestra pareja. Las fantasías son de cada uno y una que las tiene y no tienen porque ser compartidas si no queremos, ni quiere decir que queramos llevarlas a la realidad.
LAS PERSONAS Y PAREJAS QUE TIENEN FANTASÍAS SEXUALES SUELEN TENER UNA VIDA SEXUAL MÁS RICA Y SATISFACTORIA.
Los amantes vienen y van, pero tú puedes mantener un constante idilio contigo misma. Betty Dodson.