Anorgasmia

No llegar al orgasmo tanto a solas como en pareja es una dificultad que vemos bastante en terapia sexual y más frecuentemente en mujeres que en hombres. Por eso vamos a centrarnos en la anorgasmia en mujeres.

Tenemos que tener en cuenta que aunque nuestra sociedad haya avanzado mucho en cuanto al placer femenino, arrastramos unas creencias culturales y religiosas donde siempre se le ha dado más importancia a la reproducción de la mujer que a su placer y disfrute. Se nos ha “educado” más que a ellos en el “peligro” de las relaciones sexuales, en “hacernos respetar”, etc. Así es difícil abandonarse y sin capacidad de abandono no hay placer. Este modelo sexual basado en la penetración no favorece el orgasmo de la mujer, que en la mayoría de casos necesita que haya estimulación del clítoris para alcanzarlo.

Además de una adecuada estimulación, es necesario encontrarse en una situación en la que se esté tranquila y sin preocupaciones, que favorezca el dejarse llevar y centrarse en las sensaciones de placer. Por tanto, si nosotras mismas o nuestra pareja nos presiona para que lleguemos al orgasmo, conseguiremos el efecto contrario, no dejarnos llevar y tener más dificultad de alcanzarlo.

Los mitos del amor romántico y sus falsas creencias como que el otro tiene que saber lo que quiero y lo que me gusta, nos lleva a la “obligatoriedad” de tener que llegar los dos al orgasmo, siendo responsabilidad del otro y si es a la vez mejor.  El orgasmo es una parte más de la relación sexual y no tiene por qué ser el que indique si la relación ha sido satisfactoria o no. Lo que sí sabemos es que será más fácil llegar si disfrutamos del camino y nos dejamos llevar.

Por otro lado, se unen las presiones sociales que sentimos las mujeres de estar siempre guapas y perfectas, que trasladado al momento de la relación sexual nos llevará a pensar en si mi pareja se estará fijando en este michelín que tengo o en como tengo las tetas (cosa que no ocurre porque es en lo último que están pensado), añadiendo otro elemento de bloqueo  que no nos está dejando disfrutar ni centrarnos en las sensaciones y el placer.

Sin embargo, cuando estamos solas y sabemos lo que nos gusta y cómo nos gusta, solemos tener menos problemas en centrarnos en nuestro cuerpo y estimularlo de la forma que nos resulta más fácil y placentera para alcanzar el orgasmo. 

Es imprescindible conocerse a una misma para saber qué es lo que me gusta y lo que no. No puedo pretender que la otra persona adivine cuáles son mis gustos si ni yo misma los conozco. Si a solas exploro mi cuerpo, mis genitales, los miro, los toco, voy probando diferentes formas de masturbarme y llegar al orgasmo, luego podré comunicar esto a mi pareja. ¡Cada uno/a es responsable de su sexualidad y placer! Y tener una buena relación con tu cuerpo y tus genitales favorecerá una mejor sexualidad.

La comunicación es fundamental para que la relación sexual sea satisfactoria y para llegar al clímax. La mejor forma es comunicar nuestras necesidades y gustos diciéndole a la otra persona cuál es el mejor camino para alcanzar el orgasmo. Dile en cada momento lo que te gusta y cómo te gusta, dale feedback si ves que va por el buen camino y sino también, pero tienes que ser concreta. Si algo que tu pareja está haciendo no te gusta díselo pero céntrate en lo positivo y dale alguna alternativa. Ej.: si te está acariciando el clítoris muy rápido y a ti te molesta, puedes decirle que te gusta mucho que te lo acaricie pero que prefieres un ritmo más lento o menos directo sobre la zona.

Si tu pareja sexual es de los que van directos al grano con la penetración y tú así no disfrutas tanto o no llegas al orgasmo díselo. El coito (fricción del pene en la vagina) suele ser un estímulo insuficiente para la mayoría de mujeres, lo cual no significa que seamos más lentas, sino que tenemos más capacidad de llegar al orgasmo de otras formas. Hazle entender que para nosotras la estimulación del clítoris suele ser necesaria y tiene que estimularte (manual, oral, juguete) para que tú llegues. También puedes cogerlo de la mano y guiarle de la forma que a ti te gusta o bien que vea cómo lo haces tú, masturbándote delante de él, eso les suele gustar mucho. Puedes realizar posturas coitales en las que haya más estimulación del clítoris por el roce con el pubis o estimularte tú a la vez que te penetra.

Se trata de un intercambio de placer, preocuparte de tus necesidades sin descuidar las de la pareja. En conclusión, comunícate y déjate llevar con todos los sentidos, el objetivo debe ser disfrutar de todo el camino durante el encuentro sexual y para eso es necesarios tener una actitud de abandono y prestarle atención al placer.

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